lunes, 16 de junio de 2008

El asombroso parecido entre el ego y un globo


Últimamente he vivido dos experiencias raligiosas con mi ego. Normalmente no le hago mucho caso porque la ventaja de haber sido rematadamente poco agraciada en toda mi época escolar (por utilizar un eufemismo) es que cuando alguien me mira no suelo creer que me esté mirando a mí. Eso y un sentimiento oculto en el que me identifico con Bea/Betty la Fea, que sólo reconocería en público bajo tortura.

Hace dos semanas, a la salida del trabajo, un hombre me preguntó si sabía dónde había un cajero cerca. Después de explicárselo me dijo que le sonaba mi cara. Al decirle que no nos conocíamos de nada volvió a insistir. Pensé que era posible que me hubiese visto en la televisión (EGO: +10). Al rato me di cuenta de que, efectivamente, no me había visto en ningún sitio (EGO: -10). Eso a los diez minutos, cuando me preguntó si me habían propuesto alguna vez posar para fotógrafos o pintores (¡!) y me dijo que las chicas tan altas deberían estar mejor valoradas (¡¡!!). Lo último fue pedirme el teléfono y proponerme un desayuno. (¿Irá mi padre haciendo esos interrogatorios por ahí?).

La semana pasada tuve otro momento de ego cotizando al alza... Una mujer, en Torremolinos se acercó a mí, me cogió el brazo y me dijo ¿Azara? (Forma común en la que el ciudadano de a pie pronuncia mi nombre, AzaHAra). Yo la miré y empecé a buscar en mi cabeza el archivo Mis Imágenes para ver si coincidía con alguien que me sonara al menos un poco.... Diez segundos... Nada.... Veinte segundos... Nada... ¿Me habrá visto en la tele? ¿Se ve la tele en Torremolinos? ¿Es esta mujer de Torremolinos? Al final, la mujer, con gesto impaciente se dio la vuelta y le dijo a mi madre "¿Sabe si hay algún Zara cerca de aquí?" (EGO: -30)

miércoles, 11 de junio de 2008

Los trotamúsicos se mojan


Después de una semana de vacaciones para desintoxicarme del veneno de la Mantis vuelvo a mi vida laboral y disfruto del mes de junio en Madrid más raro y lluvioso que recuerdo. Se quejan los heladeros, se quejan los camioneros y yo, que si me quedo sin diesel voy a tener que venir en autobús desde mi montaña hasta el centro a las cuatro de la mañana. (Siempre me queda contraer alguna enfermedad ficticia y dormir como un bebé).

Aun así, no todo van a ser cosas malas. El mal tiempo hace que la tortura en la que se convierten los exámenes de junio (y a la que me someto cada año de forma voluntaria) sea menos tortura. Me explico. Vivo en la urbanización de los trotamúsicos. Está el gallo que toca el violín en la casa de al lado, el perro que toca el trombón en mi sótano, y el resto de bichos de la banda en el lado occidental de la calle. Con el buen tiempo los graciosos dibujos animados deciden abrir las ventanas y sacar a relucir su arte.

A todo esto le añadimos que el sábado abren la piscina. Mi ventana da a la piscina. Hay niños con sobrepeso que se tiran mientras gritan "bomba" en la piscina...

Si llueve los trotamúsicos cierran las ventanas y los niños se quedan comiendo pan con chocolate en sus casas. Felicidad y embalses llenos, todo en uno.

domingo, 1 de junio de 2008

Mantis: La batalla final


Estas son las últimas líneas que le dedico a mi querida compañera "La Mantis", que nació para ser estrella de la televisión pero renunció a su sueño por la maldad del resto de trabajadores de la empresa.

Una mujer que, en su último día, después de remover cielo y tierra para quitarme la sección, decidió compartir su visión del mundo conmigo. Y en tan generoso gesto se sentó en un sillón naranja a mi lado y me dijo con cara de maruja de supermercado: "A ti lo que te pasa es que me tienes mucha envidia porque yo lo hago mucho mejor que tú. Deberías replantearte tu profesión porque no todo el mundo vale para el Periodismo y está claro que tú no vales".

Fue una mezcla del jurado de "Tienes Talento" y el sketch de Martes y Trece de Encarna y las empanadillas. La conclusión es que hoy en día en mi mundo surrealista de envidias y mediocridad busco por google un test de aptitud para encontrar mi verdadera vocación. A mí lo que me sale de dentro es la canción esa de Los Auténticos Decadentes...