jueves, 8 de octubre de 2009

De mantenerse a flote... (en todos los sentidos)


Hacía falta una charla relajada con los amigos tomando un café. Algo de pánico al comprobar que con la que tenía más en común era con la recién casada. Hablaba de tardes interminables en Ikea y de muebles que una vez montados mal había que ofrecer como sacrificio al contenedor (ojito con que sea el contenedor correcto, que Gallardón multa a las comunidades de vecinos que no reciclan bien, por eso yo tiro la basura en el contenedor del restaurante de enfrente).

Ahora soy más deportista y como menos. Realmente no es que esté a dieta, es que en general tengo menos cosas para comer en casa. Ayer mientras me lavaba los dientes recordaba el único momento de mi vida en el que he compartido comida con mi padre. Un combo de costillas del Foster´s Hollywood. A los dos minutos me vi engullendo como si se fuera a acabar el mundo y con un gran estrés. ¡Si no comía rápido no comía, mi padre estaba devorando... mi parte!

Ahora la cocina es una metáfora del combo de costillas. Resulta que no era mi padre, resulta que es una cuestión de género. Los hombres altotes comen mucho. Novio come mucho. Novio me ha dejado sucesivamente sin probar el zumo de piña, sin cereales para cenar y sin galletas. Por lo menos deja los yogures porque no son líquidos (yuju!) y también las tabletas de chocolate.

A base de chocolate y yogures se puede sobrevivir. Además me hace sandwiches para que me lleve al trabajo y me llena el termo del café... Aún intenta enmascararme el queso en las comidas pero ya aprenderá. Es grandote, comprensible que haya que alimentarlo.

lunes, 28 de septiembre de 2009

Cómo perder a un chico en diez horas






Hay veces en las que tú quieres ir despacio pero Cáncer se junta con Capricornio y te ves envuelta en una carrera. Y de repente estás el sábado en el Ikea eligiendo cojines y preguntándote en qué momento te convertiste en tu madre. Sobre todo cuando, después de limpiar el suelo con el producto-especial-para-no-dañar-la-madera, gritas un "¡quítate los zapatos de la calle!" al oir que la puerta se abre.


Amancebarse es un proceso natural, lógico, que implica cierta madurez... que da miedo. Quizá por eso mis mecanismos de defensa ponían en acción este fin de semana escenas de Cómo perder a un chico en diez días reconcentradas. No sólo le quité a Novio el resumen de los goles del Madrid a golpe de mando, sino que cuando volvió del baño en la tele estaba Titanic. Más que por ganas de ver la película, por ganas de ver cómo reaccionaba. Porque, como decía Groucho "no quisiera pertenecer a ningún club que aceptase como socio a alguien como yo" y yo me conozco... si quiere vivir conmigo algo raro tiene que tener este chico.

Una de las características de tener pareja es que tu círculo social se amplía. Pues bien, me siento tremendamente afortunada. Lamentablemente mi humor renegrido sale a la luz cuando estoy con sus amigos y tampoco ayuda demasiado que a mí no me guste el queso y ellos fumen como carreteros. Pero dejando aparte matices son encantadores y me recibieron desde el primer día con los brazos abiertos (siempre la idea de que a Novio iban a devorarlo sus gatos y yo aparecí como alternativa).

Balance de las dos primeras semanas:

- Conocimiento del Medio: 8
- Salida al Ikea un sábado por la tarde: 6,5
- Conocimiento de mi restaurante favorito: 10
- Pasar muuuuuuuuchas horas juntos: 7
- Gestión del tabaquismo: 5
- Gestión de manías femeninas y Titanic: 5
- Socializaciones varias: 7

Comentarios: Semanas no premenstruales

martes, 22 de septiembre de 2009

Alcalde deme una casa


La teoría más extendida es que el barrio de Lavapiés se llama así porque era la zona de Madrid en la que vivían los judíos antes de ser expulsados de la ciudad. En la plaza había una fuente donde los hebreos se lavaban antes de rezar.

Ahora los mismos habitantes hablan de que el barrio castizo se ha convertido en el barrio mestizo y la verdad es que cada calle parece un Bruselas alternativo. En vez de gente de todas las nacionalidades en traje y corbata manteniendo conversaciones en tres lenguas, mujeres con pañuelos en la cabeza, niños con rasgos indios y camisetas de Cristiano Ronaldo y tiendas de bisutería al por mayor. Todo aderezado de venta de drogas, también al por mayor y de un portal, el mío, que no pinta nada en su calle. Que hasta mantiene las farolas encendidas cuando todas las demás se funden.
Cuando me proponía hacerme con el barrio me he convertido en una especie de gafotas errante. Y digo gafotas porque el tema de gafas-lentillas-líquido de las lentillas es uno de los más peliagudos cuando se vive entre dos casas. Leo más, paseo más, veo más a Novio, que está sacando brillo a su vena paternal y dentro de poco la convertirá en fosforescente y menos a mis padres, que parecen cada vez más y más lejos.
La cuestión es que llevo dos días pensando en a dónde escaparme el fin de semana. Soñando con Amsterdam o París y mirando la cuenta del banco... Imposible. Lo más que me puedo permitir es Torremolinos, demasiado setentero (como mis pantalones, que espero que de aquí a que me compre otros vuelvan a ponerse de moda -muerte a los pitillo-). ¿Será que estoy creciendo?

lunes, 7 de septiembre de 2009

Madrid, Madrid, Madrid...




... La cuna del requiebro y del chotis. Intento ubicarme de nuevo mientras me adapto al barrio. Más madrileño que esto no hay nada así que es una inmersión en toda regla. Sobre todo a las diez de la noche cuando los gatos se insultan por las calles estrechas: "No me toques ostia. Me voy a comer, que como soy una gorda... las gordas comen".

Algo de lo que desde luego no disfrutaba en Roma. Puede que porque el parquecito de delante de mi casa, que un día fue lugar de reunión de prostitutas y clientes, lo cerraban a las nueve privando de lugar de trabajo y nido de amor a los romanos/rumanas (unas chicas muy monas que no, no estaban esperando al autobús con falda corta).

Llevo dos semanas de reencuentros, poniéndome al día de las novedades, intentando captar los chistes y aprenderme la canción de Carlos Baute para estar en la onda. No he tenido mucho éxito pero tiempo al tiempo...

He descubierto que soy una especie de ídolo para las becarias a las que pillo de vez en cuando mirándome y a las que no hago ni caso. La última vez que enseñé a una becaria se me subió a la chepa al más puro esilo "Eva al desnudo" así que aprendida la lección, es mejor mirarlas con cierto aire de suficiencia y decir de vez en cuando "mejor que conozcais más gente en más sitios... y que no la fastidieis, eso os dará trabajo". Bastante hago teniendo en cuenta que una tiene un blog (es que esto de la democratización de la información que nos da internet es un arma peligrosa) en el que asegura que Bershka no tiene nada que envidiar a firmas con más nombre como Dior.

Lo de salir al extranjero y volver tiene un punto de indiano antiguo, me falta el puro para sentarme a narrar mis aventuras en el extranjero. Menos mal que ya empieza "La Señora" y la vida será mucho más llevadera desde entonces.

miércoles, 29 de julio de 2009

De la peripecia y controversia del 'motorino'


He aquí mi "motorino" anhelado, una Vespa roja para s0rtear el tráfico del centro de Madrid sin dejar de alguna manera de estar en Roma.

Reacciones:
- Novio: Ya lo hemos hablado, ¿una moto? sabes que no me hace gracia pero yo fumo y a ti no te hace gracia... No esperes que me monte ahí de "paquete".

- Madre: ¿¿Cómo?? ¡A tu padre le da algo! Fíjate de Colmenar a Madrid en moto... (mamá, no voy a vivir en Comenar). Ah, bueno... siendo así... pero hija te damos el coche. ¿Necesitas el coche? Un tiempo te lo damos.

Total que mientras pienso en si el casco que combina mejor es uno rojo o uno negro me comenta la señora de la limpieza de la oficina el "curioso caso de Emmanuele". Antes de conocerla yo pensaba que Emmanuele era el nombre del mito erótico este... La Antivirgen. Pero no. Es nombre de varón, como Andrea. El caso es que Emmanuele ("perlita") es el hijo de la que limpia y la demostración viviente de que hay que pensárselo antes de decidir traer un niño a este mundo o de decidir dejarlo con vida cuando ves que te va a salir torcido sí o sí.

Si nos ponemos en antecedentes, Perlita ya había "perdido" un Mercedes clase A y una moto BMW, así que decidió pedir el motorino de la jefa para ir a trabajar como portero para uno de los muchos edificios propiedad de la Iglesia que hay en Roma. Los carabinieri le pararon por saltarse un semáforo en rojo, le pillaron un porro en el bolsillo y le acompañaron a casa donde, casualmente tenía una peso, 200 gramos de hachís y un cuchillito para cortarlo (a parte de un arsenal de armas del medievo en la cama nido). Resultado: dos noches en el calabozo.

Puede que tengan todos razón y la Vespa sea un peligro potencial.

jueves, 18 de junio de 2009

De Villa Massimo a Monte Mario



Vivir en el extranjero tiene grandes atractivos como el descubrimiento de otras culturas. El jueves pasado las alemanas me arrastraron a la "Fiesta del verano" de la Academia alemana en Roma en Villa Massimo.

Contexto espectacular, ya le dije a Anna un par de veces que el Conde Massimo ese tenía que ser un partidazo en su época. Un caminito hecho con velas (ay, que me pierden estas cosas) y estudios donde los becarios de este año mostraban su obra.

Yo iba con la ilusión de encauzar a Anna y encontrar para ella un buen mozo poeta y alemán (o pintor/compositor alemán) y lo que hallé fue especímenes como el de la foto. Un tipo que podría pasar perfectamente por la recreación que hace El Santo de Tomás Moro pero cuya creación era... un collage con su falo (seamos justos, con lo que le hubiera gustado que la Madre Naturaleza le colocara entre las piernas).

Frustrado mi objetivo de Celestina, disfruté de las chinitas en las sandalias (es importantísimo enterarse de cómo va a ser el pavimento antes de elegir el modelo) y de la coreografía de otra becaria, que incluía meterle mano al violonchelista vestido con una túnica blanca. (Sí, los alemanes están avanzadísimos, no tienen pudores).

Ayer tuve otra inmersión cultural pero esta vez a la romana. Volví a ver a Dario y me di cuenta de que había pasado mucho tiempo desde la última vez porque no le entendía cuando hablaba rápido. Cuando llegué a Roma me pasaba igual pero luego me acostumbré.

Después de hacer una cola alucinante para coger una Gratachecca (que es como un granizado pero con frutas y coco al estilo de la sangría), Dario nos llevó allo Zodiaco. Vistas espectaculares, máquinas para coger peluches con ganchos, tipo con teclado y micrófono cutre a más no poder y parejitas colocando candados del amor (porque aquí los jóvenes para demostrarse su cariño colocan en el Ponte Milvio un candado y tiran la llave al río --todo a raiz de una película más bien mala que se llama Tre metri sopra il cielo--).

Estuve mucho más a gusto que la última vez que había estado con los dos juntos. Parecía más natural. Supongo que ha llegado el momento en el que se me ha desinflado el orgullo y me da igual que él intente ligársela o que la llame para quedar más de lo que me llama a mí (estos celos eran típicos de las niñas de doce años -te presenté a mi amiga pero tu amiga soy YO-). Ellos se quedan y pueden hacerse compañía. Sobre todo para la alemana, que necesita que le hagan reir.

Me voy... que llega el olor del hojaldre de berenjenas que está haciéndonos para comer desde la cocina.

lunes, 8 de junio de 2009

De las bajas pasiones: Los celos


Intentando entender por qué San Agustín tenía una concepción del Derecho diferente de los Pelagianos (o ¿Pelayanos? es que está escrito en el libro en italiano) vuelvo a preguntarme qué pinto yo estudiando en junio en vez de ir a la playa los domingos.

Sí... no es difícil contestarme. Si no estudiara no tendría el aire de bibliotecaria sexy. No estaría en Roma ahora mismo haciendo una Erasmus tardía... Creo que ya está abierta la piscina de la urbanización de mis padres.

Sea como sea, visto que el aire de misterio no es lo mío estoy potenciando mis cualidades naturales. Cuando la niña de las gafas de concha que tiene libros abiertos en cada habitación de la casa crece, se convierte en una empollona (nerd) para pasar luego al estadio interesante.

Como cualquier lector de Nick Hornby sabrá, a las mujeres hay que reforzarles la autoestima. Así, si tu chica es lista tienes que remarcar lo guapa que es y si es especialmente guapa, alabar sus logros en cualquier área del saber.

La mujer insegura, además, es celosa. En los últimos días he vivido dos ejemplos. El primero y más surrealista, la señora de la limpieza de la oficina en la que soy secretaria. Es romana y está casada desde los quince años (yo le echo unos 50). Desde hace diez, tiene un amante, Nino. Ella jura y perjura que su marido no sabe nada pero sus hijos sí y ante la duda de si el divorcio está penado en Italia me dice que no, que lo que pasa es que no quiere romper dos familias...

Pues bien, Nino le había dicho que estaba en casa comiendo y cuando ella llamó... ¡No estaba! ¿Dónde estaba? ¿Por qué le había mentido? Al día siguiente había urdido una trama (con la jefa del despacho) para hacer creer al tal Nino que ellas se habían ido a bailar por la noche con un antiguo pretendiente. Ver a la jefa (morenísima, mayor, rubísima) decir que le dolían los pies de bailar para que Nino se pusiera celoso me hizo darme cuenta de que esto no se pasa con la edad... La tontería, digo.

Hoy he sabido que Nino estaba colocando unas cajas en el garaje cuando ella le llamó. Ahora él está celoso porque piensa que su amor se ha ido a bailar con sus amigas y vete a saber qué ha hecho.

El otro caso es el de una de mis mejores amigas que me llamó el sábado por la noche llorando para decirme que había ido a ver la función de su novio en Valencia y que en el camerino se había encontrado con la ex novia. El tipo, con el que lleva dos meses, le dijo que la había llevado por ella, para que supere su problema con los celos.

Menos mal que tenemos quien nos arregle la vida y las taras. Al chiquillo le salió el cursillo intensivo por un viaje nocturno Valencia-Madrid en coche, con novia enfadada en el asiento del acompañante.

¿Y yo? No me considero especialmente celosa y Novio tampoco parece serlo. He descubierto que me considera demasiado azucarillo (a los caballos les encantan los terrones de azúcar, no veo el problema) pero no sé si puedo o quiero poner remedio... ¿Es un defecto?

sábado, 6 de junio de 2009

¿Qué hace una chica como yo en un sitio como este?


Segunda visita de mi madre a Casa De Gregorio (Casa-Benetton) y ésta vez se va más contenta que la primera. Vivo en una habitación más grande, me puedo permitir los yogures de marca y tengo un "amigo".

Yo me quedo más o menos igual que la primera vez. Parece mentira lo pronto que me acostumbro a tenerla cerca, al olor de su tortilla de patatas y a sus inventos de MacGyver (cogió la funda de la almohada que se me había caído por el patio y había acabado en las cuerdas de tender del vecino de abajo con dos palos y cinta aislante).

Lo único malo es que he vuelto a comprobar que por boca tiene un buzón de los de meter sobres grandes... Después de contarme las novedades sobre los hijos de sus amigas (todas me hacen parecer a sus ojos la moza ideal) me ha confesado que "por solidaridad" les ha contado lo de que salgo con un chico... Bueno y también se lo ha contado a mis tíos que para algo son sus hermanos.

- Hija si me preguntan si has conocido a alguien ¿qué quieres que les diga?
- Pues la verdad mamá, que he conocido muchísima gente.
- Ya bueno pero ya me entiendes, si lo hago para que no se piensen que eres perfecta.
-¿Pero qué tiene de imperfecto empezar a salir con alguien?
- Bueno mujer...
- Bueno pero no has dicho nada más ¿no?
- Hombre, tu tío sabe que sale en la tele...
- Ay mamá ahora se van a pensar que es el corresponsal en China
- Uy ¡no! le he dicho que es el de Londres.
- ¿¿¿¿Cómo????

La imagen de mi tío, jubilado, haciendo zapping para encontrar a Novio y discutiendo con mi madre sobre si tiene o no entradas me ha puesto los pelos como escarpias pero... es que la quiero. Es rubia y con los ojos verdes. Cómo no la voy a querer...

viernes, 5 de junio de 2009

...All the cigarettes I have never smoked





tell me what it is, it isn’t fair
but I’m wasting time, but it isn’t my heart, it isn’t my fault
and every situation understands, well
the anecdote of chasing the locations to your doors
’cos I’m wasting time, I’m wasting money again
and all the cigarettes that I have never smoked
and all the letters that I have never sent
he was sitting by the swimming pool
but he was scared, ’cos it wasn’t his time and it wasn’t his chance
getting older’s not been on my plans
but it’s never late, it’s never late enough for me to stay
’cos I’m wasting time, I’m wasting money again
and all the cigarettes that I have never smoked
and all the letters that I have never sent

jueves, 4 de junio de 2009

Una ragazza solare...




Tengo por sana costumbre contar mis miserias y no las de otros pero hoy abandono la filosofía ombliguista porque la ocasión lo merece.



El Tum (dícese del macarra que repite mientras golpea el pecho y te mira torcido "tú, tú... ¿tú m´as mirao, tú m´as mirao?" según la definición de un magnífico periodista) es Gino, ex novio de Noemí Letizia y protagonista de este post.


Para saber quién es Noemí Letizia hay que entrar en la actualidad política italiana. Noemí es una "ragazza solare" a cuyo cumpleaños asistió Silvio Berlusconi, a la sazón primer ministro del país de la bota.


La mujer de Silvio, la recauchutada y estupenda Verónica Lario, se enteró de que su marido había ido a la fiesta de Noemí en Nápoles y pidió el divorcio (bueno por eso y porque Silvio había decidido meter en las listas para las elecciones europeas bailarinas y presentadoras de televisión, entre sus innumerables hazañas). En estas el diario La Repubblica se frotó las manos y empezó a hacer entrevistas al entorno de Noemí. Tum, que realmente se llama Gino, era entorno de la muchacha.


Así, el mozo napolitano confesó a la prensa como estando con Noemí, el primer ministro la llamaba y ella, incrédula, le pasaba el teléfono para que le confirmara que era la voz de Berlusconi. A Tum todo esto le parecía estupendo porque es un honor hablar con un jefe del Gobierno y Noemí era una "ragazza pura" (además de "solare"), por lo que no había nada de sospechoso en sus encuentros con Berlusconi.


A la espera de que Noemí se case por el rito gitano y su marido, triunfal, saque un pañuelo manchado con gotas de sangre, la inocencia de Gino me hace pensar que o no hay más ciego que le que no quiere ver o el muchacho es... corto.


Ciertamente y alejándome de lo políticamente correcto, su imagen cae en los terribles errores de los italianos macarras, que se depilan las cejas como Cher y se embuten en camisas tres tallas por debajo de la suya. La primera vez que vi la foto no pude resistirme a buscar la de Noemí para comparar el grosor de cejas.... Sí, ella las lleva aún más finas (es imposible tener un novio que lleve las cejas mejor depiladas que tú, un insulto a las relaciones macho-hembra, así como tampoco puedes juntarte con un tipo que quepa en tus pantalones vaqueros o que tenga más pecho).


En fin... estoy convencida de que Tum tiene un futuro prometedor en alguna de las cadenas de Berlusconi. ¿Jurado de Factor X? ¿Concursante de Supervivientes? ¿Consejero en un programa de buscar pareja? Ninguna de las opciones me parece demasiado descabellada.

miércoles, 27 de mayo de 2009

El callejón del gato y la locura menstrual


Puede que sea la primavera, las graminias, la operación bikini o el color blancuzco que no luce con las camisetas de tirantes. El caso es que las mujeres de mi entorno (entre las que me incluyo) están pasando por momentos difíciles.
Tras salir de la espiral hormonal en la que caí la semana pasada y que llegó a su punto álgido el sábado por la noche con una tazón de cereales lleno de crema de Whisky (de la marca sustitutiva de Baileys que venden en el Todis) en el que flotaban cubitos de hielo con forma de corazón y en el que pone I love Berlin, el lunes me di cuenta de que mi locura es una locura compartida.

No por ello deja de ser locura, claro. Recuerdo a mi madre repitiéndome lo de "mal de muchos consuelo de tontos" cuando le decía que la profesora de inglés había puesto mala nota a toda la clase. La cuestión es que la tiranía de las hormonas no la padezco sólo yo, es un mal compartido por todo un género que, durante unos días cada mes, lo mismo está irascible que se muere por un achuchón.
Novio, sintiéndose atacado e incomprendido no hacía más que hablarme de un gato para intentar hacerme entender su punto de vista (sin éxito, porque yo no tenía ni idea de lo que me quería decir con eso de "métete el gato por donde te quepa", que repetía sin descanso). De hecho sólo el que mi hermano de 17 años razonara con más claridad que yo me hizo darme cuenta de cómo se me estaba yendo de las manos la situación.
Ahora, de vuelta a mi ser cotidiano y soportando los cánticos culés que preceden a la final de la Champions, veo con cierta distancia que mi compañera de trabajo ha discutido con su novio al grito de "no me entiendes" y lo justifica con un "me va a bajar la regla"; la alemana, que está en ello, llora en el salón porque no se ve guapa (¿hola? si pareces la Barbie) y mi amiga jipi quiere echar a su hasta ahora amado novio de casa porque no le apetece tener a nadie cerca en los días previos al periodo.
Sí, somos víctimas de nuestras hormonas, pero no nos pegamos hasta lesionarnos las rodillas "de broma" así que... pago el precio de tener pechos en sangre cada mes, pero si se me pincha una rueda del coche, hay cinco hombres desconocidos que se apresuran a cambiarla sin rechistar y encantados de la vida (y sin ni siquiera saber en qué parte de mi coche está el gato).

jueves, 21 de mayo de 2009

La hoja de ruta del aprendizaje y la lidia con el treintañero "single"


Cuando le preguntas a un niño pequeño "Manolito, ¿tú qué quieres ser de mayor?", el susodicho, que te mira con los ojos grandes mientras se limpia los mocos con el dorso de la mano responde "futbolista" o, en su defecto, cualquier otra profesión que tenga garra como piloto de Fórmula uno, astronauta o probador de videojuegos.

El caso es que ni Manolito ni yo diríamos nunca "contable", pero decía Lope de Vega que poderoso caballero es Don Dinero y no soy nadie para contradecir a un genio de las letras.

Si mi amigo Vessel se define como el "poeta capitalista" yo me podría describir perfectamente como la "periodista contable". De hecho, el fin de semana pasado en un recital de dos españoles en Roma, uno de los poetas me preguntó a qué me dedico... "Soy periodista... bueno soy periodista y secretaria" (decir secretaria siempre deja una puerta abierta a un futuro prometedor como actriz porno). Otras veces prefiero utilizar las verdades a medias y contestar "trabajo en dos medios de comunicación". Aporto así un toque de misterio que debería fomentar más porque en la Ragazza dice que las mujeres misteriosas son más atractivas.

Sea como sea yo, a mis 25, he vuelto a engordar de amor (porque enamorarse... bueno, enamorarse y ser correspondido, engorda) y no me esfuerzo demasiado en ser misteriosa porque no es uno de mis talentos. Me esfuerzo por adquirir pericia en la conocida como "lidia del treintañero", que no deja de ser otro problema de nuestro tiempo como la salida masiva del armario.

Cuando les comenté a mis amigos que estaba enamorada se alegraron por mí (ay, hija, te lo mereces, con lo difícil que está ahora -nótese cómo los amigos utilizan los mismos términos que cuando llevas tiempo sin encontrar trabajo y finalmente te llaman de algún sitio-). Lo siguiente que hicieron fue preguntarme la edad del afortunado... (¿¿Treinta?? ¿Un poco mayor, no?) como vivo lejos lo lógico era pedir también una foto (¡¡ay, pero si tiene pelo!!... y está delgado, se conserva bien para los años que tiene).

Pues sí, Novio cumplirá 31 dentro de poco y es un treintañero single convencido y de manual. De los que, como no tiene mesilla de noche, tiene High Fidelity de Nick Hornby a la izquierda de la cama (junto con el secador que parece un vibrador futurista, porque evidentemente es metrosexual).

Lo primero que puede impactar de tu movio treintañero es su colección de cosméticos. El mío tiene sus peculiaridades como no usar perfume (sí, le hace especial, me gusta) pero luego cae en lugares comunes como la crema hidratante y las pinzas de depilar. Eso sí, inevitablemente si sales con un treintañero, por muy abierta que seas siempre te sorprenderán cosas que tu mente se niega a aceptar como encontrar toallitas desmaquillantes (se las dejó una amiga).

Novio, como cualquier single que se precie, sabe cocinar. Bueno, me estoy quedando corta, Novio cocina como los ángeles (el amor engorda) y me deja pasar delante cuando vamos a un restaurante. Me ha presentado a sus amigos y le ha hablado de mí a su madre (signos todos que en la cultura occidental te hacen pensar en que el chico tiene interés).

Pues bien, no todas las cosas que vienen con la diferencia generacional (que también implica que de vez en cuando hable de programas de televisión de principios de los 80 que los conocen él y Eduardo Aldán pero yo no, eso seguro) son positivas... A los de 30 la palabra "novia" les aterroriza. Les suena mal. Supongo que tan mal como si mi madre se refierese a mi padre como "mi esposo" en vez de "mi marido".

Un día, incluso, ¡se le escapó!... craso error por mi parte hacer leña del árbol caído y señalárselo. Novio dijo que no había pronunciado "novia" sino... "sobria" (de vez en cuando necesitará baños de soltería y masculinidad).

Yo a Novio aquí le llamo Novio para que se familiarice con el término y deje de referirse a mí como su "chica" (sí, ahora seguro... Nacha Pop no va a volver), "compañera" (¡a las armas!) o "pareja" (¿soy un hombre o una mujer?).

Sea como sea es mi treintañero con pelo y me siento la veinteañera más afortunada del mundo (regordeta y feliz).

martes, 19 de mayo de 2009

¿Cualquier tiempo pasado fue mejor?


Esta foto la he sacado de un blog que se llama "obsesión-friki", sobran los comentarios.

El que está a la derecha del clon adolescente de Marilyn Manson es el protagonista de "Aquellos maravillosos años", Kevin.

Por aquella época el abuelo de Kevin le contó la historia de la Princesa Prometida (mientras él se reponía de unas fiebres o algo así) y me voy a dar el gustazo de poner también una foto de mi película favorita de la infancia así sin que venga a cuento.

Buttercup se agarra al pirata Roberts, que está cincelado en piedra

Ayer me decía Novio que a veces echa de menos esa época en la que los padres eran infalibles y pensabas que te podían sacar de cualquier problema. Yo no estoy de acuerdo. Más que nada porque mis padres siguen pensando que son infalibles y porque mi infancia seguramente se pareció más a la del clon de Marilyn (Manson) que a la de su gracioso amiguito. Pero que no me ponga nostálgica recordando los días en los que Marina, la niña con síndrome de Down del barrio, me timaba cambiandome las cartitas más feas que tenía por cuatro de las mías bonitas (y con sobre), no quiere decir que no esté agradecida a los años noventa por convertirme en una persona modesta y asequible. Alguien que alimenta algunos de sus defectos naturales sólo porque sabe que la perfección es antipática.

Después de ser una niña que no dormía si no hacía los deberes y una adolescente con gafas de concha más grandes que su cara, me he convertido en una de esas personas que al ver Peggy Sue se casó piensan... "a ver cuándo organizais una reunión de antiguos alumnos... vais a alucinar".

Por cierto, ¿sabemos qué fue del niño de las gafas? Aquellos años no fueron tan maravillosos para él...

lunes, 18 de mayo de 2009

De la función democratizadora de los transportes públicos y la maldición de la Pinko´s bag


Cierto es que cuando vivía en Madrid no cogía el metro para ir al trabajo todos los días. El asiento del Renault Scenic a nombre de mi madre tiene la forma de mis posaderas de todo lo que lo he utilizado. "Coche de madre" lo llamaba, lamentándome por no tener un utilitario más "posh". Cuánto lo echo de menos ahora...

En fin, estoy divagando. Decía que cuando vivía en Madrid no cogía ni metro ni autobús. En Roma me he convertido en una detractora del metro y firme defensora del Pullman porque puedes mirar por la ventana y no pagar billete.

Ahora bien, el autobús es una escuela de vida. Si lo cojo a las 8 hay una horda de estudiantes que se apretujan para establecer contacto. Hoy son niños con granos, mañana serán "molestadores" de esos que dejan la mano muerta para tocar culos. En cuanto a las chicas... son Pinko girls. El 90% lleva una bolsa de tela en la que pone PINKO en letras con purpurina o lentejuelas cuyo color varía. La primera vez que la vi pensé que la susodicha era un poco macarra, luego me di cuenta de que ¡ella seguía la moda! Es una señal identificativa, como llevar un anillo de Tous. Son algo horterillas pero he de reconocer que llevan una raya del ojo intachable.

En el tranvía los personajes son más peculiares. Después del discurso anti-Berlusconi de un señor con chaleco fluorescente un día que se estropearon las puertas, la semana pasada asistí a un cortejo digno de la saga Scream. Establezco el contexto:

Físico: Él guapete, ella más.
Modo de vestir: normal, sólo un minúsculo porcentaje de raros se reconoce por su vestimenta.
Tema de conversación: películas de miedo.
Posición: Grupo de cuatro asientos, ventanilla, ella sentada enfrente de él.

Cuando la conversación había derivado de lo "divertente" que era que un señor con una sierra mecánica pusiera sal en las heridas de su víctima (ella estaba entregada) a la imposibilidad de que el personaje de Dexter pueda darse en la realidad y llevar una doble vida, aparece una niña en escena con gorro y gafas de sol que cantaba (ojo al dato) la canción en italiano de la mítica serie Juana y Sergio. Él mira a la niña y se pone a cantar con ella mientras menea la cabeza al compás y da palmas. La cortejada sonríe... Acaba la canción. El raro (porque a estas alturas ya no es un aficionado al gore, es un Raro) saca un bote de yogur líquido y dice... "mira lo que tengo aquí..."

Ante la sospecha de que el Raro además de Raro es pedófilo la cortejada deja de sonreir y el tipo saca... ¡dos tréboles de cuatro hojas! Le da uno a la niña y el otro a la guapa. Fin de la escena porque yo ya he llegado a Stazione Trastevere, la niña se baja y sigue cantando y los tórtolos quedan en el vagón. Ella no ha salido corriendo.

Tras momentos como este y las mañanas del fin de semana con mi compañera de piso y su pareja, doy las gracias a los cielos porque Novio sólo salga con cosas como querer cerrar cajones entreabiertos.

jueves, 14 de mayo de 2009

Si Mr. Propper levantara la cabeza...

... O de cómo la china afirmó en repetidas ocasiones y sin ningún pudor que ella limpia todos los días el baño.

Yo en una actitud completamente profesional, al otro lado de la mesa y con las manos juntas respondí... "no tengo ni idea de cómo se dice en inglés pero ¿¿también limpias el W.C??" Que me perdone la suspicacia pero sinceramente no me lo creo. Esta mujer con un increíble (de no creérselo y de grande) atractivo para el sexo opuesto viene del país de las 'beans con eggs' para desayunar que arruinaron mi dieta. Y, seamos claros, allí hay un porcentaje elevado de hyppies blanquecinos que te empujan en el metro mientras dicen "sorry" y que no se caracterizan por la higiene en el hogar.

Tras la revuelta en Casa De Gregorio por las duchas gélidas que nos ha hecho darnos la china, el protagonista de Smallville y su torso cincelado en piedra no han vuelto, y desde luego creo que las posibilidades de que nos cocine las delicias propias del Fu Hao (pollo con almentras, rollitos de primavera, cerdo con bambú y setas...) han desaparecido.

Aun así la alemana ha tenido su momento de gloria. Clark Kent no ama a la china, Clark tiene una novia italiana de 19 años que no se deja tocar el pecho y por eso recurre a las noches en la habitación zulo-ortegalariano con mi compañera de piso oriental.

Tras compartir esta información con la germana dijo "¡Esta chica no tiene autoestima! ¡Ni si quiera está enamorada de él! ahora entiendo que su ex novio la llamase de polpettone" -en español sería algo así como albóndiga gigante-. En fin, creo que la china nos castiga con duchas de agua fría porque su vida sexual es un fracaso, dicho queda.

viernes, 1 de mayo de 2009

De cómo China demostró su poderío de potencia emergente y dejó a Alemania y España boquiabiertas




A los que se pregunten por qué esta página no se actualiza... fácil, porque en estados de felicidad uno se dedica a vivir y no a describir lo que vive. Una muy repipi versión de mí misma con 15 años le preguntó a su profesora de literatura en el colegio por qué Machado había tardado tanto en escribir los poemas que hablaban de la muerte de Leonor. La profesora me contestó... porque las cosas primero hay que vivirlas y luego escribir sobre ellas.

Con tan magnífica excusa nadie puede volver a echarme en cara lo que tardo últimamente en darle algo de vida al blog.

Desde que mi casa se convirtió en un anuncio de Benetton, la confrontación cultural está a la orden del día. Aún no hemos descubierto si Michelle (como se hace llamar la china que en realidad tendrá un nombre como Mi kado o algo que en chino signifique flor de cactus) es más londinense, más sueca o más china.

Mis baldíos intentos por comer comida china gratis han acabado con mi lengua suplicando clemencia tras probar uno de sus platos thai (picante, nada que ver con lo que me trae Fu Hao a casa cuando le hago el pedido). La limpieza es una utopía en la que cabe dejar media hornilla limpia y media sucia y lo de montar muebles no sé si es lo suyo porque no se ha puesto.

La alemana, por su parte, acumula odio y rencor en el cuerpo ese tan esbelto que tiene porque Michelle tiene novio... Bueno, realmente no es porque tenga novio. Si fuera un tipo relleno, llamado Claudio y calvo seguramente no le importaría. Es porque tiene EL NOVIO. El americano que protagoniza Smallville aparece de cuando en cuando en nuestra cocina con el torso desnudo! Y... está con la china.

Lo único que hace que la alemana mantenga la fe en la humanidad y no saque sus impulsos alemanes de exterminio es que la china jura y perjura que por las noches, cuando ella se pone el salto de cama rojo que luego olvida encima de nuestra lavadora, duermen. No le toca un pelo... Novio dice que fácil es que en una de estas el chaval se gire y la deje como un pincho moruno.
Eso mejor que no lo sepa la alemana, que el día de la cena thai recorría con mirada estupefacta la línea invisible entre la china y Keith (así se llama Superman) y me decía por lo bajini "se nota que él está incómodo".

Incómodo o no, la china, que confesaba plantearse seriamente convertirse al islam mientras uno de sus pezones se dejaba entrever cuando se giraba hacia mi lado de la mesa, dice no estar enamorada sino pasar el rato. ¿Se lo puede permitir? Es decir... ¿Acaso existiendo hambre en el mundo podemos permitirnos rechazar un filetaco florentino? Yo estoy a dieta pero no lo rechazaría.

miércoles, 11 de marzo de 2009

De cómo Tomás conoció a la mujer de Woody Allen en un anuncio de Benetton


Abro un ojo para actualizar el blog que tengo muerto del asco... Y digo abro un ojo porque hoy me he puesto las lentillas y cuando no has dormido y te pones el invento adorado por todos los que llevamos gafas de culo de vaso, ves luces -literal- como si te hubieras quedado mirando un foco un buen rato y luego cerrases los ojos... (seguramente un efecto que también provoca alguna droga que no he probado pero que quiero ir a Perú a probar, porque estoy que me voy a Perú y a Matalascañas con la misma alegría).


Pues bien, al más puro estilo Lola Errante el mes de marzo se ha convertido en un mes de gira que más quisieran muchos (por ejemplo Formula V, que ya no es lo que era). Tras la visita de mi padre que llegó bien hasta el portal de mi casa pero de ahí no pasó, vino la de arena.... Arena suaaaave suave blanquita. Después fue Tomás, que afincó su maxi bolso en mi nuevo cuarto de painadora artística y se comió el Banana Cake de la china a carrillos llenos mientras le decía a ella en inglés "it´s so nice" y a mí en español "esto no sabe nada, le ha echado sólo harina... mírala si es como la mujer de Woody Allen, si paece nuestra chacha"... Tóxico pero agradecido, porque luego le estuvo dando tema de conversación.



Regresado Tomás a la piel de toro mi casa vuelve a ser un anuncio de Benetton donde, según la alemana no cabe la otra española (no cabe no por volumen, que tambien, sino porque dice que en Benetton sólo hacen dos tipos de anuncios, esos en los que sale gente guapa de razas diferentes y los de las causas sociales. Ella dice que no podemos mezclar gente guapa con causa social).


La china dice ser medio sueca medio china pero... es china a secas, de padres chinos vamos. Se ríe demasiado, pero creo que eso lo hacen todos por la educación comunista. Debe de ser esa misma educación que la ha traido a mi zulo Ortega-Lariano. Ella habla de clases de yoga con un brasileño en el gimnasio de la sede de la ONU...sí, pero vive en el zulo-alacena.

¡Me muero de ganas de preguntarle si podemos hacer una cena española-alemana-china-sueca!

sábado, 14 de febrero de 2009

De la superación de un "test introspectivo" y la celebración de San Faustino



Después de leer en Internet que San Faustino (santo que el año pasado Tomás y yo celebramos como santo de la amistad y la soltería -idea nada original por lo que he visto-) fue martirizado con un pepino, me doy cuenta de que la red es amplia, sus misterios son insondables y hay mucho desgraciado que escribe chorradas (para muestra, un botón).

Pero la red no sólo da penas, ya lo decía el cantante de Tam Tam Go hace años como un profeta cuando cantaba a su cibernovia ("¿para qué quiero más si me das lo que puedo querer?" -- ¿¿¿estaba loco??? ¿¿era fraile cuando escribió esto??). Yo confieso: la semana pasada me tomé el calabacín con tomate en el que consistía mi cena frente al ordenador y últimamente chateo como una loca y escucho canciones nuevas (incluso canciones inspiradas en el circo, para lo que queda una).

He sido sometida a un artilugio psicológico novedoso. Se trata del "test introspectivo" y consiste en aguantar estoicamente que agredan tu imaginación con la posibildad de un futuro espantoso. Si no huyes creo que ganas que te traigan un desayuno a la cama. En dicho test se me presentaba la tremenda situación de asistir como "tiffosa" a un partido de fútbol de treintañeros con esposas y carritos de bebé... Lo trágico del asunto es que si el partido fuera mañana iría (con los pelos como escarpias, pero iría) seguramente hasta pegando brinquitos por la calle y silbando.

Así, me contratan como secretaria la semana en la que descubro que no sé lo que es la base imponible, me enamoro por Internet tras reirme de forma reiterada (y a sus espaldas) de mi prima cuando me presentó a su novio-conocido-en-un-chat y me apunto a una grada con esposas. Nunca digas de este agua no beberé ni este cura no es mi padre.

martes, 20 de enero de 2009

Dame una Corona más...



Esta canción se la escribieron a una persona a la que quiero mucho. "Ojalá nunca cambie esa forma que tienes de estar en el mundo"

lunes, 19 de enero de 2009

De los merodeadores ("Noche de ronda")

A la izquierda y con sudadera amarillo-pollo el capo narcotraficante Salvatore Zazo, detenido en Barcelona el sábado pasado. A la derecha, con sudadera azul y cara pixelada el carabiniero. Puede parecer que la manita que el carabiniero pone tras el brazo del narco es para que no se escape pero yo creo que la manita es para hacerse la foto.

El carabiniero se retrata con el narco como lo haría cualquier otro varón que ha ido de caza y ha vuelto a casa con una buena pieza para la cena. Cierto es que ninguno de los dos es corresponsal porque están bien alimentados.

Ayer el carabiniero pasó a formar parte de mi elenco de seres antipáticos. El género carabiniero me vaciló sin piedad y acabé sin ver el concierto al que había ido y cantándole las cuarenta a dos de ellos en españo-italiano (porque el español suena como más agresivo y alemán todavía no sé hablar).

El carabiniero pertenece a la especie "hombre-merodeador" que es una variante del "anciano de parque comedor de pipas". El merodeador se pasea como labor principal. Puede pasearse y gritar improperios, pasearse erguido dándose importancia o pasar cien veces en veinte minutos por delante tuyo mientras grabas una crónica. Éste último me inquieta, incluso más que el que finge hacer footing cuando realmente corre haciendo círculos a tu alrededor con expresión curiosa.

Pidamos a los cielos al menos que uno de estos corredores me ayude a atrapar al gitano rumano que le pone ojitos a mi bolso si decide algún día hacerse con él.

jueves, 15 de enero de 2009

De la verdad de la frase "me sale más barato comprarte un vestido que invitarte a cenar"


He aquí la imagen de la discordia. Momento fotografiado en una noche berlinesa de julio y utilizado después para ahuyentar ligues potenciales por parte de mi amiga Sol. Aunque parezca que acabé con las existencias del bar, realmente sólo había pedido un cóctel y un helado...

A pesar de que sé que levantaré ampollas entre los varones españoles con esta afirmación (por alguna razón odian a los hombres que no mujeres itaianos con bastante pasión), entiendo que a las mujeres les atraigan los italianos.

El italiano de a pie ha sido educado por la italiana. La italiana le ha enseñado que para tocarle un pelo tiene que realizar una inversión de tiempo y dinero, tiene que abrir la puerta y dejarla pasar antes que él, pagar la cena, ofrecerle el abrigo si hace algo de frío y saber esperar. Emprende un "corteggiamento", palabra que a mí personalmente me suena a lo que debió de hacer mi abuelo con mi abuela antes de dejarla embarazada de mi tío.

La española llega a este país y, siempre con el miedo a ahogarse por las intensas lluvias, ve como el italiano, que en general dice veinte mentiras por minuto, la trata como si no hubiera otra mujer en el mundo. A la española eso le gusta... Le llama la atención que la acompañen siempre a casa en coche y le paguen las cenas. Eso sí, el italiano suele acabar revelándose como lo que es tarde o temprano (nada bueno)... Yo sólo digo que el espíritu este del cortejo tiene su gracia y sí... sale más barato comprarme un vestido que llevarme a cenar.

jueves, 8 de enero de 2009

Al Highlander indomable le gusta el Bingo


De vuelta en Roma cuando menos me apetecía volver y protagonizando el anuncio de "busco a Jacks" me arrepiento de haber elegido meter en mi bolso Ficciones de Borges antes que mi nueva adquisición procedente del amigo invisible (que tantas alegrías trae cada año) El Highlander indomable -foto-.

Me dice un gran profesional que Ficciones era su método para encantar jovenzuelas en el metro de Madrid y se ve que no le ha dado resultado porque en vez de atraer jovenzuelas ha acabado por tirar el anzuelo a una mujer que se perdió como yo la clase de los cables en la facultad y que aún no ha entendido que en la tienda de electrónica hay que pedir el cable macho-hembra y no hembra-hembra... Total que envueltos todos en lluvia tecnológica (porque aquí no para de llover) me ha comentado que el tal Highlander es un guerrero escocés que deberá elegir entre la pasión y la venganza y yo ahora pienso que podría haber buscado otro huequito en el bolso a pesar de que tengo la espalda como si hubiese estado un mes cargando melocotones.

En mi peripecia para hacerme con el canon - mini jack he conocido varios Djs romanos inútiles y he sufrido la tentación insana de comprar un Bingo para mi casa. No llevar teína en sangre me ayudó a pensar con frialdad y dejar el juego en la estantería con tristeza. ¿Con quién jugaría yo en la casa De Gregorio al bingo? Hay un porcentaje importante de ancianos en este edificio pero... ¿asistirían a jornadas de bingo? ¿podría incluirlas en mis sesiones de tortitas? En fin... no he renunciado a mi deseo y he convencido a las alemanas para ir todas al bingo una tarde. Ante su ignorancia les he dicho que es un lugar chic donde acuden millonarios y un juego de ingenio. Mejor vuelta de las vacaciones no puedo imaginar.