miércoles, 29 de julio de 2009

De la peripecia y controversia del 'motorino'


He aquí mi "motorino" anhelado, una Vespa roja para s0rtear el tráfico del centro de Madrid sin dejar de alguna manera de estar en Roma.

Reacciones:
- Novio: Ya lo hemos hablado, ¿una moto? sabes que no me hace gracia pero yo fumo y a ti no te hace gracia... No esperes que me monte ahí de "paquete".

- Madre: ¿¿Cómo?? ¡A tu padre le da algo! Fíjate de Colmenar a Madrid en moto... (mamá, no voy a vivir en Comenar). Ah, bueno... siendo así... pero hija te damos el coche. ¿Necesitas el coche? Un tiempo te lo damos.

Total que mientras pienso en si el casco que combina mejor es uno rojo o uno negro me comenta la señora de la limpieza de la oficina el "curioso caso de Emmanuele". Antes de conocerla yo pensaba que Emmanuele era el nombre del mito erótico este... La Antivirgen. Pero no. Es nombre de varón, como Andrea. El caso es que Emmanuele ("perlita") es el hijo de la que limpia y la demostración viviente de que hay que pensárselo antes de decidir traer un niño a este mundo o de decidir dejarlo con vida cuando ves que te va a salir torcido sí o sí.

Si nos ponemos en antecedentes, Perlita ya había "perdido" un Mercedes clase A y una moto BMW, así que decidió pedir el motorino de la jefa para ir a trabajar como portero para uno de los muchos edificios propiedad de la Iglesia que hay en Roma. Los carabinieri le pararon por saltarse un semáforo en rojo, le pillaron un porro en el bolsillo y le acompañaron a casa donde, casualmente tenía una peso, 200 gramos de hachís y un cuchillito para cortarlo (a parte de un arsenal de armas del medievo en la cama nido). Resultado: dos noches en el calabozo.

Puede que tengan todos razón y la Vespa sea un peligro potencial.