lunes, 28 de septiembre de 2009

Cómo perder a un chico en diez horas






Hay veces en las que tú quieres ir despacio pero Cáncer se junta con Capricornio y te ves envuelta en una carrera. Y de repente estás el sábado en el Ikea eligiendo cojines y preguntándote en qué momento te convertiste en tu madre. Sobre todo cuando, después de limpiar el suelo con el producto-especial-para-no-dañar-la-madera, gritas un "¡quítate los zapatos de la calle!" al oir que la puerta se abre.


Amancebarse es un proceso natural, lógico, que implica cierta madurez... que da miedo. Quizá por eso mis mecanismos de defensa ponían en acción este fin de semana escenas de Cómo perder a un chico en diez días reconcentradas. No sólo le quité a Novio el resumen de los goles del Madrid a golpe de mando, sino que cuando volvió del baño en la tele estaba Titanic. Más que por ganas de ver la película, por ganas de ver cómo reaccionaba. Porque, como decía Groucho "no quisiera pertenecer a ningún club que aceptase como socio a alguien como yo" y yo me conozco... si quiere vivir conmigo algo raro tiene que tener este chico.

Una de las características de tener pareja es que tu círculo social se amplía. Pues bien, me siento tremendamente afortunada. Lamentablemente mi humor renegrido sale a la luz cuando estoy con sus amigos y tampoco ayuda demasiado que a mí no me guste el queso y ellos fumen como carreteros. Pero dejando aparte matices son encantadores y me recibieron desde el primer día con los brazos abiertos (siempre la idea de que a Novio iban a devorarlo sus gatos y yo aparecí como alternativa).

Balance de las dos primeras semanas:

- Conocimiento del Medio: 8
- Salida al Ikea un sábado por la tarde: 6,5
- Conocimiento de mi restaurante favorito: 10
- Pasar muuuuuuuuchas horas juntos: 7
- Gestión del tabaquismo: 5
- Gestión de manías femeninas y Titanic: 5
- Socializaciones varias: 7

Comentarios: Semanas no premenstruales

martes, 22 de septiembre de 2009

Alcalde deme una casa


La teoría más extendida es que el barrio de Lavapiés se llama así porque era la zona de Madrid en la que vivían los judíos antes de ser expulsados de la ciudad. En la plaza había una fuente donde los hebreos se lavaban antes de rezar.

Ahora los mismos habitantes hablan de que el barrio castizo se ha convertido en el barrio mestizo y la verdad es que cada calle parece un Bruselas alternativo. En vez de gente de todas las nacionalidades en traje y corbata manteniendo conversaciones en tres lenguas, mujeres con pañuelos en la cabeza, niños con rasgos indios y camisetas de Cristiano Ronaldo y tiendas de bisutería al por mayor. Todo aderezado de venta de drogas, también al por mayor y de un portal, el mío, que no pinta nada en su calle. Que hasta mantiene las farolas encendidas cuando todas las demás se funden.
Cuando me proponía hacerme con el barrio me he convertido en una especie de gafotas errante. Y digo gafotas porque el tema de gafas-lentillas-líquido de las lentillas es uno de los más peliagudos cuando se vive entre dos casas. Leo más, paseo más, veo más a Novio, que está sacando brillo a su vena paternal y dentro de poco la convertirá en fosforescente y menos a mis padres, que parecen cada vez más y más lejos.
La cuestión es que llevo dos días pensando en a dónde escaparme el fin de semana. Soñando con Amsterdam o París y mirando la cuenta del banco... Imposible. Lo más que me puedo permitir es Torremolinos, demasiado setentero (como mis pantalones, que espero que de aquí a que me compre otros vuelvan a ponerse de moda -muerte a los pitillo-). ¿Será que estoy creciendo?

lunes, 7 de septiembre de 2009

Madrid, Madrid, Madrid...




... La cuna del requiebro y del chotis. Intento ubicarme de nuevo mientras me adapto al barrio. Más madrileño que esto no hay nada así que es una inmersión en toda regla. Sobre todo a las diez de la noche cuando los gatos se insultan por las calles estrechas: "No me toques ostia. Me voy a comer, que como soy una gorda... las gordas comen".

Algo de lo que desde luego no disfrutaba en Roma. Puede que porque el parquecito de delante de mi casa, que un día fue lugar de reunión de prostitutas y clientes, lo cerraban a las nueve privando de lugar de trabajo y nido de amor a los romanos/rumanas (unas chicas muy monas que no, no estaban esperando al autobús con falda corta).

Llevo dos semanas de reencuentros, poniéndome al día de las novedades, intentando captar los chistes y aprenderme la canción de Carlos Baute para estar en la onda. No he tenido mucho éxito pero tiempo al tiempo...

He descubierto que soy una especie de ídolo para las becarias a las que pillo de vez en cuando mirándome y a las que no hago ni caso. La última vez que enseñé a una becaria se me subió a la chepa al más puro esilo "Eva al desnudo" así que aprendida la lección, es mejor mirarlas con cierto aire de suficiencia y decir de vez en cuando "mejor que conozcais más gente en más sitios... y que no la fastidieis, eso os dará trabajo". Bastante hago teniendo en cuenta que una tiene un blog (es que esto de la democratización de la información que nos da internet es un arma peligrosa) en el que asegura que Bershka no tiene nada que envidiar a firmas con más nombre como Dior.

Lo de salir al extranjero y volver tiene un punto de indiano antiguo, me falta el puro para sentarme a narrar mis aventuras en el extranjero. Menos mal que ya empieza "La Señora" y la vida será mucho más llevadera desde entonces.