viernes, 15 de enero de 2010

My favorite things

Nostalgias




En ocasiones suceden varias cosas en un mismo día que te llevan a otro sitio. Una llamada de Anna diciendo que está en Palermo y se le hace raro haber ido allí sin mí. Un mensaje de Jorge, que ha pasado por delante de la basílica de San Paolo y dice que siempre que lo hace se acuerda de mí.... Se junta con un par de canciones de Battisti (Pensieri e Parole), el final de una semana de trabajo demasiado dura y sin ver a Novio y... sale una tarde melancólica aderezada de visita al dentista.

La primera vez que vi la basílica no me impresionó mucho. No lo hizo hasta que entré dentro, meses después. Luego era un sitio para pensar, grande y casi siempre vacío y en silencio. A la salida hay una tienda de souvenirs que hace el agosto con los turistas que bajan del autobús "Roma Cristiana "que para justo en la puerta. No en vano es una de las cuatro basílicas papales de la ciudad.

Todas las mañanas una familia de gitanos rumanos se posiciona para intentar vivir de esos mismos turistas. Recuerdo en especial a un niño de unos 7 años que se ponía a mi lado y me preguntaba cosas de la cámara cuando grababa allí (no fueron pocas veces).

Un pedacito de la Roma monumental en un barrio de las afueras de Roma que fue mi casa el año pasado.

domingo, 10 de enero de 2010

De la compra por Internet y la resaca navideña




¿Han llegado las nuevas tecnologías a tu vida? Tienes ordenador, escáner, impresora (la independencia me quitó esos lujos) pero... si no haces la compra por Internet o no has conocido a tu pareja en un chat no estás disfrutando todo lo que pueden ofrecerte.

Vivir en el centro es maravilloso, llegas a todos sitios sin coche, siempre hay vida en el barrio, puedes convencer a tus amigos para que salgan por donde tú vives... pero es harto complicado llegar con la compra, aparcar el coche en el vado y subir las mil bolsas del supermercado sin formar un colapso en la calle.

Como el colapso estresa, Novio sugirió hacer la compra por Internet. Bajo mi punto de vista una idea genial. El único problema es que mediante la página web de Mercadona no puedes oler la carne ni ver la fecha de caducidad de los yogures.

El martes pasado era el día en el que la compra llegaba a mi puerta. Esperaba a un fornido mozo de almacén que cargase a pulso las cajas. Lejos de ello apareció un señor achaparrado y enjuto (qué gran palabra) que, sin saludar, dejó las cajas en el salón.

Indignada porque no había hecho ningún comentario sobre mi BELÉN-LIBRO-INFANTIL con el plato de mantecados, me dispuse a colocar las mercancías... Entonces apareció ante mí la pieza de lomo.

Novio había sugerido comprar filetitos de lomo. Fáciles de hacer, ricos, perfectos. No sabíamos que en realidad estábamos pinchando la pestaña de "pedazo de cerdo metido en un plástico" (obviamente no me refiero al repartidor).

Decidí que si no hacía filetes el lomo se iba a poner malo así que cogí el cuchillo sin afilar del bote de los cubiertos y me afané en convertir aquella cosa sanguinolenta en filetes. El resultado son pedazos de lomo para los próximos tres años. Es posible que en una futura ruptura de esta pareja haya que repartirse los filetes restantes (la tele giratoria no porque se quedará en esta casa con gran disgusto de Tomás).