miércoles, 11 de junio de 2008

Los trotamúsicos se mojan


Después de una semana de vacaciones para desintoxicarme del veneno de la Mantis vuelvo a mi vida laboral y disfruto del mes de junio en Madrid más raro y lluvioso que recuerdo. Se quejan los heladeros, se quejan los camioneros y yo, que si me quedo sin diesel voy a tener que venir en autobús desde mi montaña hasta el centro a las cuatro de la mañana. (Siempre me queda contraer alguna enfermedad ficticia y dormir como un bebé).

Aun así, no todo van a ser cosas malas. El mal tiempo hace que la tortura en la que se convierten los exámenes de junio (y a la que me someto cada año de forma voluntaria) sea menos tortura. Me explico. Vivo en la urbanización de los trotamúsicos. Está el gallo que toca el violín en la casa de al lado, el perro que toca el trombón en mi sótano, y el resto de bichos de la banda en el lado occidental de la calle. Con el buen tiempo los graciosos dibujos animados deciden abrir las ventanas y sacar a relucir su arte.

A todo esto le añadimos que el sábado abren la piscina. Mi ventana da a la piscina. Hay niños con sobrepeso que se tiran mientras gritan "bomba" en la piscina...

Si llueve los trotamúsicos cierran las ventanas y los niños se quedan comiendo pan con chocolate en sus casas. Felicidad y embalses llenos, todo en uno.

No hay comentarios: