sábado, 29 de septiembre de 2007

Mi ángel

Recuerdo como si fuera ayer aquella noche en la que fuimos los cuatro al Pimpi. Yo no la conocía, tú me la presentaste y vi cómo la mirabas. Siempre me he fiado mucho de las miradas, dicen mucho más que cualquier palabra y que muchos gestos. Ella se sentó, no te prestaba demasiada atención. La verdad es que pensé que te estabas equivocando, que ella no te correspondía. Que estabas dando demasiado.

Luego empezó a correr el vino dulce y nos emborrachamos un poco. Perdí un pendiente y te pregunté cómo estabas. Me dijiste que eras feliz, me preguntaste si Alba no me parecía la mujer más preciosa de la tierra... me dijiste que estar con ella era como soñar despierto. Te acercaste un poco más y susurraste "Es mi ángel". Me dijiste lo que llevabas horas diciendo con los ojos.

Hace un año de aquello y ahora ella se ha mudado a tu ciudad para estar más cerca de ti, para regalarte su tiempo. Porque cuando amamos a alguien no podemos pedir tiempo, debemos merecerlo y darlo... Disfrutar nuestro regalo.

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