jueves, 21 de mayo de 2009

La hoja de ruta del aprendizaje y la lidia con el treintañero "single"


Cuando le preguntas a un niño pequeño "Manolito, ¿tú qué quieres ser de mayor?", el susodicho, que te mira con los ojos grandes mientras se limpia los mocos con el dorso de la mano responde "futbolista" o, en su defecto, cualquier otra profesión que tenga garra como piloto de Fórmula uno, astronauta o probador de videojuegos.

El caso es que ni Manolito ni yo diríamos nunca "contable", pero decía Lope de Vega que poderoso caballero es Don Dinero y no soy nadie para contradecir a un genio de las letras.

Si mi amigo Vessel se define como el "poeta capitalista" yo me podría describir perfectamente como la "periodista contable". De hecho, el fin de semana pasado en un recital de dos españoles en Roma, uno de los poetas me preguntó a qué me dedico... "Soy periodista... bueno soy periodista y secretaria" (decir secretaria siempre deja una puerta abierta a un futuro prometedor como actriz porno). Otras veces prefiero utilizar las verdades a medias y contestar "trabajo en dos medios de comunicación". Aporto así un toque de misterio que debería fomentar más porque en la Ragazza dice que las mujeres misteriosas son más atractivas.

Sea como sea yo, a mis 25, he vuelto a engordar de amor (porque enamorarse... bueno, enamorarse y ser correspondido, engorda) y no me esfuerzo demasiado en ser misteriosa porque no es uno de mis talentos. Me esfuerzo por adquirir pericia en la conocida como "lidia del treintañero", que no deja de ser otro problema de nuestro tiempo como la salida masiva del armario.

Cuando les comenté a mis amigos que estaba enamorada se alegraron por mí (ay, hija, te lo mereces, con lo difícil que está ahora -nótese cómo los amigos utilizan los mismos términos que cuando llevas tiempo sin encontrar trabajo y finalmente te llaman de algún sitio-). Lo siguiente que hicieron fue preguntarme la edad del afortunado... (¿¿Treinta?? ¿Un poco mayor, no?) como vivo lejos lo lógico era pedir también una foto (¡¡ay, pero si tiene pelo!!... y está delgado, se conserva bien para los años que tiene).

Pues sí, Novio cumplirá 31 dentro de poco y es un treintañero single convencido y de manual. De los que, como no tiene mesilla de noche, tiene High Fidelity de Nick Hornby a la izquierda de la cama (junto con el secador que parece un vibrador futurista, porque evidentemente es metrosexual).

Lo primero que puede impactar de tu movio treintañero es su colección de cosméticos. El mío tiene sus peculiaridades como no usar perfume (sí, le hace especial, me gusta) pero luego cae en lugares comunes como la crema hidratante y las pinzas de depilar. Eso sí, inevitablemente si sales con un treintañero, por muy abierta que seas siempre te sorprenderán cosas que tu mente se niega a aceptar como encontrar toallitas desmaquillantes (se las dejó una amiga).

Novio, como cualquier single que se precie, sabe cocinar. Bueno, me estoy quedando corta, Novio cocina como los ángeles (el amor engorda) y me deja pasar delante cuando vamos a un restaurante. Me ha presentado a sus amigos y le ha hablado de mí a su madre (signos todos que en la cultura occidental te hacen pensar en que el chico tiene interés).

Pues bien, no todas las cosas que vienen con la diferencia generacional (que también implica que de vez en cuando hable de programas de televisión de principios de los 80 que los conocen él y Eduardo Aldán pero yo no, eso seguro) son positivas... A los de 30 la palabra "novia" les aterroriza. Les suena mal. Supongo que tan mal como si mi madre se refierese a mi padre como "mi esposo" en vez de "mi marido".

Un día, incluso, ¡se le escapó!... craso error por mi parte hacer leña del árbol caído y señalárselo. Novio dijo que no había pronunciado "novia" sino... "sobria" (de vez en cuando necesitará baños de soltería y masculinidad).

Yo a Novio aquí le llamo Novio para que se familiarice con el término y deje de referirse a mí como su "chica" (sí, ahora seguro... Nacha Pop no va a volver), "compañera" (¡a las armas!) o "pareja" (¿soy un hombre o una mujer?).

Sea como sea es mi treintañero con pelo y me siento la veinteañera más afortunada del mundo (regordeta y feliz).

2 comentarios:

javier dijo...

grande Azahara!!!!grande!!!!y yo que me alegro!!!!

Unknown dijo...

Príncipe, te confieso que te leo aunque al principio lo hacía con algo de pudor. Sobre todo porque para mí este cuaderno que se parece a los cuadernos negros de Moleskine que lleno con tonterías, era algo muy privado al principio y con mucho de descarga emocional. Sigo con atención el tuyo. Esto es un drenaje.