martes, 30 de octubre de 2007

Aire


Si me dedico a poner cada cosa en su lugar y a valorar lo que realmente tiene valor me doy cuenta de que no merece la pena sufrir por lo desconocido. Pensaba que los actos de fe no iban conmigo hasta que me he descubierto ciega, con las manos extendidas en avanzadilla, caminando a oscuras como en aquel programa que echaban en la tele cuando era pequeña del que sólo se acuerda Ramón.
Así que ahora que lo tengo claro he decidido respirar, tomar aire, y volcar mi energía en nuevas ilusiones. Por ejemplo... vivir en Roma un año y despertarme con olor a Coliseo y a Fontana de Trevi. ¿Quién quiere volar si pisar tierra firme es tan maravilloso?


1 comentario:

Anónimo dijo...

Voto por despertarme con olor a Coliseo y Fontana di Trevi, y descubrir Italia (más aún) y el derecho italiano contigo!!