martes, 9 de octubre de 2007

El efecto mariposa


Hay un proberbio chino que dice que "el aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo". También lo he oído como "el aleteo de las alas de una mariposa puede provocar un tornado al otro lado del mundo". Más fatalista pero igual de impactante.
Un pequeño detalle y todo puede cambiar, magnificarse, desvanecerse, transformarse...
Si no hubiera ido a Italia ahora estaría en Nueva York. Seguramente habría vuelto con Raúl cuando me dijo que todo iba a cambiar aunque sentiría el mismo vacío que uno siempre tiene dentro cuando no está enamorado. Un vacío del que no eres consciente hasta que te enamoras y comprendes que todo lo que te rodea es perfecto, que no quieres nada más. Que no te hace falta buscar más.
En este último mes, entre todo lo que he aprendido escogería la seguridad que me da el heho de que la felicidad de uno mismo no depende de otra persona. De sus deseos o de lo que no desea, de sus miedos, de la estabilidad que te da... Tu felicidad tiene que depender de ti, alimentarse desde dentro. No depender de aquel feedback del que hablaban en Teoría de la comunicación y que no suele darse muy a menudo. Retroalimentación sí, pero una que no venga de fuera. Porque esa no suele llegar, y cuando llega tienes tanto miedo de que se vaya que no sabes qué hacer. Cómo comportarte. Porque cada movimiento por el que no obtienes la reacción que esperabas te parece un fracaso. Y en realidad no lo es. Sencillamente es algo que no depende de ti.

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